Este libro está compuesto por diecisiete historias independientes que confluyen en un final común. Personalmente, prefiero no llamarlos relatos, sino historias. Una historia futurista, otra de terror, tiernas, amargas, controvertidas, incluso puede que algunas premonitorias. Todas delatando la inclemencia de una sociedad deshumanizada sin visos de mejorar. Hay quien dice que afrontar un libro de relatos, historias en mi caso, es más sencillo que escribir uno convencional, y yo que he vivido ambas experiencias, puedo decir que nada más lejos de la realidad. Cada diez o doce páginas me he visto creando nuevos personajes, dejando marchar a los anteriores que ya formaban parte de mí, inventando nuevas situaciones, nuevas denuncias sociales, nuevos finales. Puedo asegurar que ha constituido un auténtico reto. La mediocridad de gran parte de mis protagonistas, con la que estoy segura de que muchos de nosotros nos identificamos, responde a una realidad silente. No todo el mundo es brillante, no todo el mundo es bello y de personalidad arrolladora. La grisura como parte integrante de la vida. Por último, mi consejo