Anna, la protagonista de esta historia, acaba de cumplir 13 años y nos cuenta que ella y su madre van a pasar el verano en la casa de campo de su abuela, la cual murió en enero. Anna tenía una relación muy especial y cercana con su abuela a la que echa mucho de menos. Al llegar a la casa donde vivió su abuela, los recuerdos se hacen aún más presentes hasta que encuentra un enorme paquete escondido tras un armario. Está envuelto y Elena, la abuela de Anna, ha dejado escrito con un rotulador negro las palabras: «Espejo. Para Anna». Anna lo coloca en la habitación donde se ha instalado que no es otra que la de su abuela, pero al contemplarse en el espejo, en vez de ver su reflejo, percibe unas sombras que acaban convirtiéndose en la figura de una niña. Y esa niña no es Anna, sino una niña de otra época llamada Nina. Ambas pueden verse y hablar y acaban haciéndose amigas. En sus encuentros secretos irán conociéndose cada vez más hasta descubrir algunos misterios del pasado nunca desvelados.
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