EME es una obra instintiva, audaz, que sigue su propia Brújula y tiene su propio Reglamento. Busca en el agmen caótico el hilo discursivo, ideológico, que ha de responder a las exigencias del sonido, del ritmo, del color. El principio de regularización se utiliza comopalanca; la experiencia, las obsesiones, el contexto (actual y memoriado), es lo que da sentido y orientación; el lector no tiene más remedio que aceptar la invitación al juego, participar en la creación, o abandonar la lectura. Un funambulismo vital, experiencial, que se alimenta de una temática inabarcable y de una estética mutante, a veces inabordable. Labor, eros, otium, en la resonancia del big-bang, físico, emocional y psicológico. Todo sucede en la simultaneidad del discurrir y del acontecer, sin desdeñar nada. Toda formalización es ficticia, pero genera su propia verdad.
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