Kintsugi es el arte japonés de recoger los fragmentos de una pieza de cerámica rota y reconstruir con metales preciosos como el oro o el platino la antigua forma original, haciendo evidente las fracturas embelleciéndolas, es también un arte vivencial que transforma en objetos codiciables nuestras heridas físicas y espirituales. Con su catálogo obsesivo, Kintsugi de Alfredo Lozano invita a demorarnos en su jardín envenenado, híbridos polimorfos o disbióticos transitan en estas sendas adulteradas y exquisitas. Para Ambroise Paré, un prodigio es todo aquel fenómeno que se separa de la naturaleza, nos dice el célebre médico francés que la primera causa de los monstruos es la gracia de Dios, la segunda, su cólera, otras causas pueden ser la abundancia de semen, su insuficiencia, la corrupción o mezcla de varios tipos de semen y finalmente la enfermedad o la imaginación. Horror y fascinación son el doble movimiento en prosa y en verso que reproduce este libro como una detallada arquitectura de nuestra psique, lo monstruoso y lo bello con igual intensidad hipnotizan nuestra observación y magnetizan con un rayo de curiosidad nuestro interés. Charles Baudelaire previene que toda belleza es æbizarraÆ, pero en este libro se logra construir un tratado de teratología donde la mutación y la deformación hacen de la anomalía el fundamento central de una belleza nueva.MARIO BOJÓRQUEZ
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