La formación y crecimiento del mundo urbano caracterizaron históricamente al proceso de modernización. La ciudad se identificó con el progreso y simbolizó cambios de diverso tipo, fuesen sociales, técnicos, económicos o culturales. Constituyó un fenómeno complejo, cuya comprensión exige el análisis de diferentes facetas.

Esta obra estudia algunas de las transformaciones que acompañaron al desarrollo urbano. Dentro de la vertiente demográfica del proceso, aborda cómo se produjo en España el crecimiento de la población urbana y los desequilibrios regionales que generó, así como la ocupación espacial y la composición social de una ciudad portuguesa a comienzos del periodo.

El crecimiento urbano implicó el de sus infraestructuras. Entre ellas, está la incorporación de las ciudades españolas a redes de comunicación de muy diverso tipo, para viajeros, mercancías e información. Se estudia también la gestión de residuos en Bilbao, el desarrollo del alumbrado público en Madrid y la gestión del espacio urbano, cuando se integró en el mercado vizcaíno de compraventas.

Históricamente la ciudad presenta también una dimensión política y social. Se analizan diversos aspectos, centrados en el primer tercio del siglo XX: las culturas políticas en Madrid durante este periodo; las transformaciones electorales y el desarrollo de la sociabilidad urbana, tal y como se produjeron en Bilbao durante la formación de la sociedad de masas; el desenvolvimiento de una marginalidad urbana representada por "los bajos fondos" madrileños; y la influencia electoral de la política municipal que la izquierda desarrolló en la capital durante la crisis de la Restauración.