Martin Mun, joven abogado especialista en liquidar expropiaciones difíciles, se encuentra a punto de cerrar su último caso. Después de conocer las nuevas amistades de su mujer, y tras un salvaje estallido de violencia, Martin descubre atónito una nueva sensación: el vértigo del vacío. Sumergido en el caos emocional pero resistiéndose a dejarse llevar por la fatal fascinación de sus emociones, observa, paradoja a paradoja, la realidad extraña que le rodea. Nada es azul desgrana las claves de ese descubrimiento con un estilo eléctrico, simple en apariencia, hasta conseguir disolver los contornos rígidos de la trama novelesca convencional. Los personajes conforman las piezas de un paisaje urbanita sin código moral que transgredir, donde todos explotan los sentimientos de todos, sin otras metas que la búsqueda constante de la opinión del otro y la satisfacción instantánea. Con una sorprendente economía de medios, Nada es azul nos traslada a una isla mediterránea, Saradaria, el lugar mítico por excelencia, donde las cosas deberían ser diferentes. A través de nuevos personajes, algunos de ellos fantásticos, la travesía de Martin Mun nos describe la sinrazón de cualquier huida, la abismal lógica del vacío que corresponde a unos tiempos en que las emociones duraderas rayan lo inaudito y las conciencias, indeterminadas y variables, han sido saqueadas del sentimiento de existir.