Hay sueños "que pasan por nuestras vidas como el vino por el agua", que enriquecen nuestra visión del mundo con una intoxicación de un colorido emocional como nunca antes. ¿O acaso es una visión emocionante que alguna vez se entendió y después se perdió, y que espera que un sueño reinstale su dominio con la relación estética hacia el mundo? Cuando un sueño así ha visitado nuestra alma durmiente, ¿cómo podemos volver a dudar de que los sueños son "acontecimientos" en nuestras vidas? En este mundo de los sueños se determina la gran opción entre un punto de vista optimista y uno pesimista, no solo en nuestras vidas, sino en la vida.