Mientras de Guzmán de Alfarache, de Marcos de Obregón, del Buscón don Pablos, de Estebanillo, de la pícara Justina y de otros tantos se estaban narrando sus burlas, sus robos, sus suplantaciones, sus andanzas, sus pequeñas y a veces ingenuas fechorías, en la Corte y en Salamanca vivía entonces el mayor, el más frío y el más implacable criminal de la primera mitad del siglo XVII español, quien también nos dejó escritas su vida y sus memorias. Es más, si estas son ciertas, como parece, quien las escribió nos descubre dos cosas de gran interés y de verdadera importancia: cómo fue realmente el crimen, envuelto aún en el misterio en nuestros días, que acabó con la vida de uno de los personajes más ilustres de ese tiempo; y cómo pudo fraguarse una de las obras más señaladas de toda nuestra literatura. En esta obra se ofrece la versión moderna de esas memorias escritas por alguien anónimo en unos pliegos hallados en el fondo de un arcón escondido en el desván de una vieja casona asturiana.Jesús Hernández GarcíaBiografía Asturiano y salmantino, Jesús Hernández (1952) es licenciado en Filosofía y Letras (Filología Románica) por la Universidad de Salamanca y licenciado y doctor en Pedagogía por la Universidad de Oviedo. En 1977 sacó la Cátedra de Bachillerato de Lengua y Literatura y, posteriormente, la plaza de Profesor Titular en la Universidad de Oviedo (Departamento de Ciencias de la Educación, Área de Teoría de la Educación). Amén de varios artículos y capítulos en distintas obras, como autor o coautor ha publicado, asimismo, diversos libros dentro del ámbito académico y educativo: "Encuentros literarios con El burlador de Sevilla", de Tirso de Molina, Pamplona, 1981; "Encuentros literarios en el Bachillerato con la poesía de Garcilaso de la Vega", Oviedo, 1992; "Fernández de Lizardi, un educador para un pueblo", México, 2003, etc. En 1989 fue cofundador, y durante un tiempo también subdirector, de la revista trimestral “Rey Lagarto. Literatura y Arte”, que se editó en Asturias (Sama de Langreo) durante casi quince años gracias a la ayuda de la entonces Cajastur y en cuyas páginas colaboraron figuras tan señaladas de nuestras letras como Manuel Andujar, José Hierro, Clara Janés o Rafael Morales.