«La Constitución española de 1978 presenta, en plena madurez, síntomas serios de sensibilidad hay una deriva de su jurisprudencia que arranca temprano: la impunidad de la dictadura franquicia y la neutralización del reconocimiento de nacionalidades y derechos históricos. Padece, también, de jura- simprudencia que consagra abiertamente discriminación por género bajo el orden constitucional que la proscribe. Distorsiona un derecho tan básicamente humano como el de la Seguridad por interposición del sujeto Nacional o asiste a la impunidad de quienes se beneficiar de la corrupción a gran escala. Finalmente, ampara una extraña monarquía.» Bartolomé Clavero