Un mismo texto puede servir para describir el tratado en que Copérnico situaba al Sol en el centro del universo y este poemario de Amanda Sorokin. Porque creo verdaderamente que la autora busca descubrir un orden más elegante en el universo en general y en nuestras vidas en particular. No os dejéis intimidar por el latinajo, en este libro hay carne. Hay carne en el mejor sentido literario, o sea, hay verdad. Hay mocosos con exceso de edad, gente que se mira fijamente la infancia. Hay sirenas posmodernas, hay pulpos a la brasa y a la Cthulhu. Hay hoteles con nombres raros, soledades con nombres propios, viajes hacia atrás y hacia adelante, pequeñas muertes, algún nacimiento. Hay un humor muy raro, de ese que solo hace reír a los raros y por eso es tan bueno. Hay una firme voluntad de buscar y compartir preguntas. No os dejéis intimidar por el latinajo, en este libro alguien habla aloído. Miguel Ángel Hoyos
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