Gaspar Becerra, inicialmente pintor, destacó como escultor en Castilla la Vieja durante el siglo XVI. Adaptó su arte mediante un taller organizado que garantizaba uniformidad y calidad, clave en la realización del retablo mayor de la catedral de Astorga. Este proyecto reunió a destacados artistas como Pedro de Arbulo, Juan Fernández de Vallejo, y Esteban Jordán, quienes difundieron el estilo becerresco en sus regiones tras convertirse en maestros independientes. Gregorio Español, formado en esta tradición, fusionó las estéticas juniana y becerresca, destacando con obras como el Santo Toribio del Museo Catedralicio de Astorga y los relieves de la sillería del coro en la catedral de Santiago de Compostela.Rubén Fernández Mateos, mediante un minucioso estudio documental y de campo, ha analizado la escultura romanista en la diócesis de Astorga, revelando una rica variedad estilística. Su investigación posiciona a Gregorio Español como figura clave de la escultura contrarreformista castellana.
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