En 1916, un pleito entre dos mujeres por la propiedad de una modesta casa en el centro de México adquirió una dimensión inesperada: dos jueces se enfrentaron, el gobernador del Estado trató de arbitrar y el caudillo de la región hizo intervenir al ejército. Esta situación sin precedentes, en una sociedad rural donde las relaciones de poder se vieron perturbadas por la Revolución, permite a la autora estudiar el funcionamiento de una administración judicial supuestamente autónoma y profesional.En 1916, en un juzgado rural del centro de México, se inició un pleito entre dos mujeres por la propiedad de una casa. Un asunto trivial si el contexto revolucionario no hubiera modificado la configuración del poder en la región. Muy pronto el conflicto adquirió una dimensión inesperada: dos jueces se enfrentaron, el gobernador del Estado trató de arbitrar y el caudillo de la región intervino mediante el ejército. Para el historiador es una oportunidad de entrar en una sociedad rural donde las relaciones de poder se ven perturbadas por la Revolución y las oportunidades que esta ofrece. Esta situación sin precedentes abre un camino para estudiar el funcionamiento de la administración judicial en aquellos tiempos difíciles y, como se verá, la imagen de un sistema judicial modernizado, autónomo y profesional resulta muy dañada.Advertencia al lectorIntroducción La fuente: un juicio verbal El análisis de la fuente: el pleito como «milhojas»El caso: un juicio verbal de 1916Dos mujeres y un pleito sobre propiedadConflicto de jurisdicción y de legitimidad La cuestión territorial Justicia letrada, justicia legaEl juez y el notarioEl juez y el caudilloLas redes de poder de Santa Apolonia Teacalco.Del municipio al EstadoConsideraciones finales. El peso de la Revolución
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