La disolución mediática del mundo genera un ruido ensordecedor, una equiparación generalizada de lo banal y lo dramático que anestesia las opiniones y blinda las sensibilidades. El discurso de los medios de comunicación posterga el juicio reflexivo a favor de una voz incontinente y sin contenido. Y, sin embargo, esta saturación lleva a la fascinación por el silencio. Kafka lo decía a su manera: "Ahora, las sirenas disponen de un arma todavía más fatídica que su canto: su silencio". Reivindicar el silencio en nuestros días se convierte así en algo provocador, contracultural, que contribuye a subvertir el vacuo conformismo y el efecto disolvente del ruido incesante. El silencio puede asumir entonces una función reparadora, eminente terapéutica, y venir a alimentar la palabra del discurso inteligente y la escucha atenta del mundo. David Le Breton es antropólogo y profesor de la Universidad de Estrasburgo. Es autor de Conduites à risque (París, 2002), Anthropologie du corps et modernité (París, 2005) y La saveur du monde: Une anthropologie des sens (París 2006)
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