La categoría estética de lo sublime es la que más nos ayuda a comprender las trasformaciones culturales que tuvieron lugar a lo largo del siglo XVIII. Estas transformaciones acabaron con el predominio tradicional de la belleza, permitiendo las complejidades y experimentos creativos de los siglos XIX y XX. En las historias sobre lo sublime se concede la mayor importancia a las obras de Pseudo-Longino, Edmund Burke e Immanuel Kant, pero la conceptualización de lo sublime como una categoría estética general, en lugar de como una variante estilística retórica o una tipología poética, se debió al "Ensayo sobre lo sublime" de John Baillie (1747), que aquí traducimos por primera vez al castellano. Baillie expuso que lo sublime se daba en la naturaleza, en las emociones, en todas las artes y en las ciencias, lo que la convirtió en una categoría cultural transversal, sin la que no podríamos comprender el afán por innovar y por abrirse a lo nuevo y desconocido que define a la época contemporánea.