Luz y Luna serán las dos guías de esta historia, dos caras para un recorrido con las cartas marcadas. Un apellido compuesto contra otro sencillo. Familia de pueblo extremeño o gente madrileña que veranea en Marruecos. Periodistas ambas. Misma universidad, misma edad y mismo oficio. Pero ¿mismo recorrido? ¿Mismas posibilidades? Del telemárquetin al periodismo, esta novela discurrirá por las resbaladizas sendas de lo concreto, de lo material, del llegar o no a fin de mes y tener o no que pagar la dentadura al abuelo. Y el marco: las dinámicas de una nuestras industrias claves, pilar de la democracia, dicen, la gran industria del consentimiento, el periodismo, nuestra querida y cotidiana fábrica de cuentos.