Cuando el autor viajó por primera vez a Islandia se enamoró de entrada del paisaje volcánico y el sol de medianoche. Durante su estancia, sin embargo, gracias a un amigo islandés, Einar, fue entrando poco a poco en la cultura y en la manera de ser de los islandeses y quiso contarlo en este libro. Para redondearlo, regresó a Islandia en invierno para contemplar la aurora boreal. Desde la primera edición de este libro ha viajado a Islandia una docena de veces. Y piensa seguir haciéndolo…