Más que una serie de libros, Charles Dickens es un planeta, escribió Orwell sobre el autor de Oliver Twist; más que una serie de libros, escribiría Raymond Williams, Orwell es ante todo un caso, de un autor que no ha hecho más que ampliar su proyección, también sobre nosotros, no en vano su biografía puede en un antes y un después marcado por su guerra de España y su experiencia como militante del POUM. Por citar un solo ejemplo: su nombre (en noviembre del 2007) en el buscador en español del Google nos ofrece sobre el autor de Rebelión a la granja es de casi 675.000 entradas frente a las 427.000 de Ernest Hemingway, 476.000 de James Joyce, las 425. 000 de Jean-Paul Sartre o 166.000 de Frank Kafka... Esto no es claro está, porque sea mejor escritor que los mencionados, pero sí lo es porque resulta más leído, y también más influyente. Alguien puede considera que en este plus algo hay de las consecuencias de la «guerra fría», pero lo cierto es que el final de ésta se ha llevado a muchos nombres, y el de Orwell continúa ahí: en sus obras constantemente reeditadas, dando lugar a diversas biografías y ensayos, alguien cuya guerra de España ha dado lugar a toda clase de exposiciones, montañas de reseñas y artículos, etc. Esto sin olvidar otras facetas, como la referida a películas como Tierra y Libertad o la adaptación teatral de Homenaje a Cataluña, todo una serie aspectos y controversias que son analizados desde y para la izquierda crítica y libertaria desde una perspectiva histórica actual. El futuro que tanto obsesionaba a Orwell se ha traducido por la peor hipótesis ecológica, sobre; todo porque los poderosos son menos discutidos que nunca. Un tiempo en el que la política es negocio y gestión, y en el que el «Gran Hermano» está asociado al «Gran Dinero» y a los medias cada vez más berlusconianos.