El marco de los primeros encuentros de los poetas fue la casa que Aleixandre tenía en la calle Velintonia, número 3, en Madrid. La venta de esta casa a través de un portal inmobiliario de internet fue el detonante que impulsó a Antonio Miguel Morales Montoro a escribir esta obra sobre el amor y la muerte, el olvido y la memoria. Entre los fantasmas de ese inmueble venido a menos, Vicente Aleixandre, Miguel Hernández y Josefina Manresa, pero también otros que ellos convocan al escenificar sus recuerdos, como Romero Murube o Francisco Franco. La escena nos muestra fragmentos de la vida de los poetas que nos invitan a reflexionar sobre las distintas formas en que se expresa el amor. Por otro lado, fiel a su manera de entender la escritura dramática y en coherencia con sus protagonistas, Morales Montoro hace que Los fantasmas de Velintonia sea también un alegato contra la barbarie y el olvido.
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