Agosto. Atravesamos campos de Asia Menor tras dejar la costa del Egeo con sus turistas carbonizándose al sol. El ganado dormita a la sombra de unos pocos árboles y cuando éstos desaparecen por completo, lo hace bajo unos sombrajos construidos exclusivamente para este fin, auténtica y bella arquitectura mínima que invevitablemente me trae a la memoria los cobertizos de cañizo que nos protegían cuando niños en la playa.