Las dinámicas familiares del joven Williams Fuentes se trastocan cuando su padre pierde una mano en un accidente laboral. Ante la carencia económica en casa y el afán de pagar los estudios a su hermana menor, empieza a trabajar en la panadería de un supermercado obsesionado con la prevención de riesgos ante el temor de que alguien más se haga daño. Con la comuna rural chilena de Buin como escenario, el protagonista inicia un tránsito entre su habitación, en la que se encierra a jugar a la consola y ver la televisión para huir de una realidad que le excluye, y el colectivo de profesionales precarizado en el que se integra. Unos empleados para los que un puesto de trabajo no se traduce en expectativas de mejora o ascenso social, pero que conservan su dignidad aferrándose al humor y al compañerismo a modo de resistencia.