Hace cuarenta y cinco años guardé bajo llave en un cajón unos versos que escribí movida por mi profunda fascinación hacia el escritor Franz Kafka, cuyos Diarios ya se habían convertido en mi libro de cabecera. Aquellos versos quedaron allí guardados, sin que nadie los leyera jamás.Quizá no sea tan descabellado pensar que no ha sido coincidencia el impulso de sacarlos justo el año del centenario de su muerte, pero así ha sido. Me gustaría saber qué habría pensado él. Él que, con su particular forma de entender la vida, ha estado tan presente en la mía, acompañándome desde mi juventud. Y si de juventud hablamos, estoy muy lejos ya de la «joven promesa literaria» que algún día me hubiera gustado ser, pero puedo decir, sin lugar a dudas, que tener este libro entre mis manos es la pura evidencia física de un gran sueño hecho realidad: mi sueño, y no se me ocurre nada mejor para cerrarlo que traer unas palabras del escritor checo, extraídas de sus Diarios:«No desesperes. Ni siquiera por el hecho de que no desesperas. Cuando todo parece terminado, surgen nuevas fuerzas. Eso significa que vives».
Mehr sehen