Con el surgimiento de los estados modernos a finales de la Edad Media los distintos proyectos políticos generaron en cada caso relatos legendarios, aparatos simbólicos, ceremonias y construcciones visuales que reforzasen su legitimación. En el siglo XV los diversos reinos fueron construyendo imaginarios de reyes guerreros, como por ejemplo los que surgieron en torno a Fernando II de Aragón, Enrique VII Tudor, el duque de Borgoña Carlos el Temerario o Maximiliano I de Habsburgo. Pero en la cultura naciente del Renacimiento el universo épico que fascinaba a príncipes, cortesanos y humanistas, estableciendo modelos ideológicos, artísticos e iconográficos, era el de la Antigüedad, configurado tanto por héroes procedentes del mito como de la Historia. Los Rex Bellum de la Edad Moderna gustaron de mirarse en este espejo para medirse en gloria con sus admirados héroes de un pasado ya remoto. Durante siglos, desde Aristóteles, Cicerón y San Agustín hasta Maquiavelo y Clausewitz, muchos pensadores, tratadistas y autores de «espejos de príncipes» defendieron las virtudes y las ventajas de la guerra. Y durante dos milenios monarcas y emperadores construyeron estados e imperios en Europa librando contiendas contra rivales y enemigos. El prestigio de la victoria permitió fabricar en cada ocasión una determinada iconografía de la guerra que se desplegó en los retratos regios, los palacios, las ciudades o la fiesta pública, construyendo ininterrumpidamente y por doquier artefactos visuales de gran poder persuasivo que han pervivido hasta la cultura artística contemporánea. Biografía del autor Inmaculada Rodríguez Moya es catedrática de Historia del Arte en el Departamento de Historia, Geografía y Arte de la Universitat Jaume I. Su investigación se centra en la iconografía del poder, tanto en España como en Iberoamérica, desde la etapa colonial hasta el siglo XIX inclusive. En torno a dicha temática ha publicado, entre otras muchas publicaciones, El retrato en México: 1781-1867. Héroes, emperadores y ciudadanos para una nueva nación (2006); junto con Víctor Mínguez Himeneo en la corte (2013), Napoleón y el espejo de la Antigüedad (2014), The Seven Wonders of the Ancient World in the Modern Age (2017) y El Tiempo de los Habsburgo. La construcción artística de un linaje imperial en el Renacimiento (2020).;Víctor Mínguez es doctor en Historia del Arte por la Universitat de València y catedrático de Historia del Arte en la Universitat Jaume I. Especialista en el análisis de las imágenes del poder es autor de más de trescientos textos científicos y ha participado en más de doscientos congresos en numerosos países. Entre sus libros más recientes destacan La invención de Carlos II (2013), Infierno y gloria en el mar (2017), La biblioteca barroca (2021) y Europa desencadenada (2021); con Inmaculada Rodríguez El retrato del poder (2019) y Emulating Alexander (2021); con Pablo González Tornel Cuatro reyes para Sicilia (2016); y con Teresa Sorolla El mejor y el peor de los tiempos. 50 películas sobre la Revolución Francesa (2020).
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