Estudiar el comercio exterior español y, especialmente, calcular sus movimientos requiere necesariamente conocer de la manera más precisa las cuentas y el complejo sistema aduanero que llevaron las diferentes administraciones: real, municipal y señorial. Investigaciones que nos permiten conocer no solo los flujos comerciales y sus participantes, sino también uno de los ingresos principales de la Hacienda, como eran los impuestos que recaían sobre el comercio exterior. Para algunas épocas históricas contamos con los valiosos trabajos, entre otros, de M. A. Ladero Quesada, J. M. Bello León, R. Carande, P. Ortego, M. Ulloa, J. E. Gelabert y H. Lapeyre. Especialmente valioso son los estudios de este último investigador, que, aparte de recurrir a los miles de documentos custodiados en el Archivo General de Simancas, utilizó los fondos del archivo de Simón Ruiz, uno de los mejores depósitos documentales de tipo mercantil para la Europa del siglo XVI y actualmente custodiado por la Fundación Museo de las Ferias de Medina del Campo. Sin embargo, el conocimiento que teníamos de lo acontecido en el siglo XVII era muy pobre. Inconveniente que suple de manera perfecta A. J. Alloza Aparicio en este libro, rico en datos, sugerencias y matices, que se inscribe a caballo entre la historia del comercio y de la fiscalidad.En él apreciamos cómo dentro del complejo sistema fiscal de la Corona de Castilla, al igual que ocurre en otras partidas de ingresos de la Hacienda, existe una multiplicidad de regímenes aduaneros. Muchos son distintos de los existentes en otros territorios de la Monarquía Hispánica e, incluso, son diferentes en unas partes respecto a otras dentro de la misma Corona. Muchos de ellos son heredados de la Edad Media y van a durar hasta bien entrado el siglo XVIII. Todo ello dificulta la investigación y, sobre todo, el poder establecer un análisis global. Aprietos que solventa el autor. A través del estudio de sus numerosos datos podemos reconstruir algunos aspectos del comercio exterior e interior de España en el siglo XVII. Nos aparecen las diversas mercancías que se intercambiaban, así como sus mercaderes y los agentes fiscales de la Hacienda. El resultado nos refleja una actividad económica muy viva. Pero, al mismo tiempo, el estudio del régimen aduanero de Castilla en el siglo XVII nos muestra una hacienda exhausta con un estado fiscal depredador, que busca obtener ingresos en todas las esquinas, aunque con ello suponga agravar la crisis económica que asolaba los territorios castellanos durante el siglo XVII. En consecuencia, este libro es otra aportación al estudio de dicha crisis y del declive de la Monarquía de los Austrias, mostrando, por otra parte, la absoluta necesidad que había para que los regímenes aduaneros se tuvieran que remodelar por los Borbones en el siglo XVIII.
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