Vivimos un tiempo en que la sociedad en su conjunto �y de un modo peculiar la iglesia� está inmersa en un proceso de cambios profundos. Muchos consideran que el cristianismo acaba sin más. El autor de esta obra, por el contrario, defiende que lo que termina es un ciclo de iglesia, marcado por la autoridad sacral y el carácter jerárquico de sus clérigos, representantes de un tipo de sistema sacral que ha conformado la historia de Occidente, y que surgirá una iglesia más contemplativa y fiel al evangelio, desligada del sistema y cercana a los excluidos de la tierra. Antropología social y experiencia cristiana son los dos polos de referencia de un análisis que busca ofrecer una visión unitaria de la libertad creadora y de las tareas de la iglesia en estos tiempos de fuerte sistema.