Ya desde sus primeras obras, Marco Tulio Cicerón (106-43 a. C.) concibe a la filosofía como la investigación del vínculo entre la vida teorética y la vida práctica. En el diálogo "Sobre las leyes", el arpinate desarrolla la tesis, adelantada en escritos anteriores, de que las semillas de virtud dejadas por la divinidad deben ser la fuerza que dirija el obrar humano. Se trata de la postulación de un derecho natural (ius naturae) universal que no procede de la opinión y que debe ser explorado mediante el cultivo de la filosofía. Esa indagación racional debería guiar la vida humana y revelar la forma más virtuosa de organización de la res publica. Cicerón, que le asignaba a la filosofía la función de educadora de la juventud romana, concebía a la actividad teorética como una forma de intervención en la historia: tal como se sugiere en Sobre las leyes, la exposición de los principios de la vida comunitaria debía contribuir a revertir la crisis política del fin de la república.

La traducción, la introducción y las notas de la presente edición bilingüe, que incorpora como apéndice un estudio sobre las proyecciones del texto ciceroniano en el Medioevo y en la modernidad temprana, han estado a cargo de Laura Corso de Estrada, doctora en Filosofía por la Universidad de Navarra, investigadora del CONICET y profesora de Historia de la Filosofía Medieval en la Universidad Católica Argentina, quien también ha dictado seminarios sobre el influjo de los escritos ciceronianos y la tradición estoica latina en la filosofía medieval.