La narradora de Arboleda viaja sola a Italia para una estancia que había planeado junto a su compañero, M., recién fallecido. Allí, fiel a sus paseos de flâneuse que se demora en parajes apartados, humildes cementerios y arcenes de carreteras secundarias, pero siempre atenta a los detalles luminosos, su mirada sella un nuevo pacto con la vida: «Había aprendido a marcharme, a borrar huellas, a guardar lo acumulado y recolectado». Así pues, Arboleda es un libro de duelo, pero éste se trasciende mediante un estilo sagaz, culto y profundamente empático. Ceñido a tres lugares de Italia, tres paisajes, este hermoso tríptico posee la distancia de una moderna geórgica: el dolor es aquello que sucede mientras los hombres viven y trabajan, nuevas aves surcan el cielo y la naturaleza muda. Quizá éste sea el destino de la gran literatura: preservar la memoria sin por ello dejar de «regresar a la ciudad de los vivos». Comparada con Sebald y Thoreau, Esther Kinsky es grande por sus propias cualidades, por una escritura arrebatadora desde la primera frase. Un bellísimo viaje de invierno, tan emocionante como reparador.Poeta y traductora del polaco, el inglés y el ruso, Esther Kinsky (Renania, 1956) se ha convertido con apenas dos novelas en una de las prosistas más destacadas de la literatura alemana. La Primera, Am Fluss, de próxima aparición en Periférica, obtuvo los premios Adelbert von Chamisso (2016), Franz Hessel (2014), el Kranichsteiner Literature (2015) y el SWR (2015). Con la segunda, Arboleda, el premio de la Feria del Libro de Leipzig en 2018 y el Düsseldorf Literature Prize (2018). Su obra, recibida con entusiasmo por la crítica, ha sido publicada en diversas lenguas por algunas de las principales editoriales internacionales.«Como un pintor paisajista que instala su caballete al aire libre jornada tras jornada, Esther Kinsky observa los territorios, los estudia a diferentes horas del día y bajo distintos fenómenos atmosféricos, intentando comprender su anatomía y su relación con el hombre.» Bettina Hartz, Frankfurter Allgemeine Sonntagszeitung«Magnífico. Al igual que W. G. Sebald, Kinsky construye el pasado a través de paisajes.» The New Yorker«Éste es un libro para deleitarse con sus descripciones del paisaje y los fenómenos atmosféricos, por su interés en los vestigios de las vidas de otras personas que habitualmente pasamos por alto, y por su universalidad, todo ello maravillosamente evocado.» Jonathan Gibbs, The Guardian«Lo que confiere a este libro su extraordinario encanto es su ambivalencia, su relajada división, su brillante multiplicidad de significados, todo lo que la narradora anota y guarda de sus dos recientes viajes a Italia, así como el recuerdo de innumerables periplos anteriores con su padre.» Frankfurter Allgemeine Zeitung«Arboleda es la historia de una existencia interrumpida a raíz de una pérdida, pero con la promesa de vida ?y con ella, de renovación y esperanza? que late suave pero constante en su corazón.» Lucy Scholes, Financial Times«Lo que confiere a este libro su extraordinario encanto es su ambivalencia, su relajada división, su brillante multiplicidad de significados, todo lo que la narradora anota y guarda de sus dos recientes viajes a Italia, así como el recuerdo de innumerables periplos anteriores con su padre.» Frankfurter Allgemeine Zeitung«Esther Kinsky posee un sinfín de palabras y expresiones, un vocabulario casi inquietantemente diferenciado para los barbechos, los pantanos, las arboledas, los bosques, para ese espacio intermedio que es el botánico-geológico y que es también un espacio intermedio de significado. Condensar tanta ausencia en la presencia de las palabras es inusual, y es, además, un gran arte.» Hubert Winkels, Süddeutsche Zeitung«No es la belleza de la naturaleza: es la belleza de lo sencillo, a veces incluso de lo feo, lo que se extrae de la estética única de Esther Kinsky. Un libro de naturaleza sobre el desarraigo. La narradora guarda la distancia con el lector al tiempo que lo cautiva con sus imágenes.» Terrance Albrecht, WDR 5«Arboleda impresiona por su existencia incondicional, con una falta de objetivos que no es deprimente, sino una forma de libertad.» Judith von Sternburg, Frankfurter Rundschau«Las excursiones y vagabundeos de Esther Kinsky son viajes italianos de un tipo único. Apelando a todos los sentidos, exploran el terreno externo y, sin embargo, conducen al lector hacia el interior, a un potencial aislamiento lleno de pena y dolor en el que no faltan islas de consuelo. La mirada compasiva y precisa de la viajera obtiene del paisaje lo que normalmente se oculta: el misterio y la belleza.» BUCH-MAGAZIN