El paisaje agrario es una muestra privilegiada de encuentro entre el hombre y la naturaleza, haciéndose necesario superar las aproximaciones puramente estéticas para tratar de poner de manifiesto las relaciones hombre-medio y su evolución. Desde esta perspectiva, el paisaje agrario refleja las relaciones, antiguas y actuales, del hombre con la naturaleza que lo rodea; en el paisaje está escrita una historia que es necesario tratar de reconstruir: el análisis de los paisajes contribuye a revelar la historia de un país (lo mismo que se dice en ocasiones que la cara humana puede ser el reflejo de la historia de una vida, en el paisaje rural está inscrita la historia de la vida de un territorio, si bien los elementos no son perceptibles de forma inmediata [fenosistema o parte visible; criptosistema o parte oculta] y es necesario recabar información muy variada y de procedencia muy diversa, organizándola por medio de un método).