Esta comunicación surge con la intención de analizar la religión como sistema simbólico, un sistema que lejos de estar estancado, está en profundo cambio conceptual y en sus estructuras sociales. Será oportuno que tengamos en cuenta como la religión es un fenómeno cultural que ha ido sufriendo muy distintos cambios, que aunque bastante lentos, suponen diferentes formas de configuración de lo simbólico en la sociedad. No tenemos que olvidar que éstas dan lugar a la cosmovisión, que cargada de significados, poseen los individuos como sistema de valores y percepciones, que van a regular la identidad y la relación con la comunidad en la cual se insertan los seres humanos.

La manera en que las formas religiosas han configurado el universo simbólico para constituir un código de sentido que fuera portador de una identidad colectiva sólida que llevara consigo una cierta seguridad para las personas, ha sido algo bastante establecido en las sociedades tradicionales. Sin embargo, a pesar de ese papel de estabilidad emocional que aportaba antes la religión, se ha desarrollado dentro de los esquemas culturales imperantes, una multiplicidad de formas simbólicas, las cuales han influido notablemente en la concepción de la religión, y que han llevado consigo la aparición de nuevas formas religiosas y por tanto, de nuevas formas de simbolización de lo religioso, en una sociedad que parecía tender hacia una secularización cada vez mayor.