El verso es el compendio que se logra cuando así se desea. Claro que lo mismo desborda su capacidad de acertar con aquello que buscamos, como abiertamente se enfrenta al pensamiento que creíamos único. Todo porque sus palabras, su rima en definitiva, en más ocasiones de las pensadas, completa lo esperado y en otras, menos, deja al desaire el deseo.Los versos crecen porque se siembran, están en consonancia con el espíritu que mueve el lápiz sobre el papel impoluto. Sobre él se escribe y sin otro matiz crece y se expande sobre la mente del lector. Este es en definitiva quien mejor lo define.Claro que embargan sus felices optimismos, aquellos que brotan de la mano que les hizo crecer, mientras las otras realidades, cuando no son queridas, pasan a un segundo plano, donde se pierden y se olvidan, pues lejos están del gusto de quien se apresta a leer.