Tras la caída del muro de Berlín las fuentes de energía y los recursos naturales han diseñado una nueva geografía global, en el que las naciones, gobiernos y corporaciones empresariales han tenido que revisar sus tradicionales percepciones y alineamientos estratégicos, en un nuevo juego sembrado de antiguos conflictos, nuevas amenazas, crecientes necesidades y nuevos protagonistas. Un nuevo escenario con profundos cambios en la política y economía internacionales, que está cambiando de manera irreversible los viejos equilibrios, las tradicionales alianzas, la visión del adversario, las necesidades nacionales, las relaciones internacionales, en medio de fenómenos sociales, populares, religiosos, culturales y políticos inesperados, que abren la puerta a un nuevo siglo dominado por la incertidumbre y el hambre de recursos, en el que la energía es de nuevo el lenguaje del poder.