Para Jack era una tranquila mañana de invierno como cualquier otra. La oscura quietud no era lo que parecía; ni tampoco el éxito del que disfrutaba. Lo que parecía normal no era real. Pero el súbito impacto de la realidad resultaba muy real. Jack nunca habría leído este libro. Para qué iba a hacerlo. . . si una tragedia podía abrirle tan fácilmente los ojos. Tal vez tú y Jack tengáis algo en común. Pero también es posible que no lo tengáis. Siempre puedes echarte una siestecita, cerrar los ojos y esperar a ver qué pasa.