Esta vida, cada vez más veloz, nos obliga a exponernos al cambio. Con estos sonetos, el poeta ha hecho su camino al cantar. Un canto por lo que fue. Por lo que, a partir de ahora, pueda ser.Que la única certeza de este mundo sea la despedida no la hace más creíble, más asumible, ni siquiera más justa. Simplemente, es. Una verdad tan dolorosa como inamovible, un lamentable punto de encuentro donde todos nos hemos reunido alguna vez. Si esa ocasión es ahora, si estás en esa triste sala de espera, permite a estos versos sentarse junto a ti. Quizás te apetezca tomar la mano que te ofrecen, llorar la pérdida sobre sus hombros, acabar corriendo con ellos hacia lo desconocido.Pues ante esa certeza no cabe sino abrazar la incertidumbre y buscar la felicidad en el devenir de unos acontecimientos totalmente insospechados.