La presencia de los cristianos en el mundo es un signo de interrogación. En cada época, la identidad cristiana ha buscado la mejor manera de hacerse presente en la sociedad para comunicar nítidamente su mensaje y enraizarse en la cultura de cada entorno. El cristianismo tiene como misión el ser luz y sal en el mundo, tener una presencia significativa y esencialmente caracterizada por el servicio a todo el mundo y por la promoción de la persona humana y su dignidad. En este libro se explora la presencia de los cristianos en los inicios del siglo xxi identificando las dificultades inherentes a esta presencia, pero también las posibilidades que se abren en el horizonte.