¿Quién no se ha preguntado, alguna vez en su vida, si acaso no estará tocado por esa extraña musa que se llama 'locura'? Musa de mil rostros, se deja ver y sentir en todos los ámbitos del ser humano, desde aquellos que nos conmueven el corazón -nuestra capacidad de amar- hasta aquellos otros que nos causan espanto -la crueldad de la que tantas veces hacemos gala-. Los poetas le han dedicado sus cantos y la psicología, entre otros saberes, sus desvelos. Desde su juventud, el psiquiatra, psicólogo y humanista suizo Carl Gustav Jung (1875-1961) mostró un vivo interés por el complejo universo de la mente psicótica y su inseparable humana dimensión, interés que le acompañó hasta el fin de sus días y que lo hizo no solo desde su labor profesional con sus pacientes, sino igualmente desde sus propias vivencias, que supo plasmar en las bellas páginas de su enigmático Libro rojo. Bajo el cielo protector de la extensísima obra de Jung, el autor sube a escena tres historia clínicas de su propio acervo como terapeuta, en las que la realidad hace amagos de perder sus contornos, de desdibujarse; tres historias ligadas a otras tantas personas que han querido confrontar ese su mundo interno que daba muestras de fracturarse, y lo han hecho a través de la encriptada escritura automática, del dibujo espontáneo de mándalas, o de la elaboración de imágenes de compleja trama simbólica. Historias que además han sido vinculadas con la corriente artística del surrealismo, en la que la dialéctica entre 'locura' y 'cordura', como sabemos, estuvo siempre muy presente