Es de sobra conocido por todos los habitantes del mundo, el alto precio que los seres humanos tenemos que pagar por ser cada día más modernos, más desarrollados y más competitivos. Este mal llamado progreso se convierte en un error cuando usurpa el nombre de la ciencia, ya que ninguna ciencia puede ni debe estar nunca basada en la desigualdad, la soledad, el abandono, el estrés, el paro, la decadencia familiar, el hambre, la destrucción del medio ambiente, la contaminación, las guerras... Parece como si aquí, en este asunto, se hiciesen verdad aquellas palabras del sabio griego que decían que el progreso es una cosa que los ricos disfrazan como algo bueno y necesario para que los pobres lo soporten y lo apetezcan.Ser superior, tener más dinero, más posesiones y más notoriedad, es también un empeño que este progreso requiere y demanda de nosotros. La vida feliz es, por tanto, la que está conforme con la ambición, la avidez y el egoísmo. Y ello nos ha hecho olvidar que la vida feliz es aquella que está en paz y concordia con nuestra propia naturaleza; aquella que nos hace usar los dones de nuestra grande o pequeña fortuna, sin llegar nunca a ser esclavos de ella. Porque la felicidad, como decía otro sabio, no consiste en las muchas cosas que uno posee, sino en el modo de gozarlas, aunque sean pocas.Este libro está escrito, dedicado y dirigido a todas aquellas personas que necesiten algún remedio para aliviar los efectos causados por esta clase de progreso, de ahí que, antes de comenzar la terapia, se recomiende leer el prospecto adjunto.ANTONIO GALERA GRACIANacido en Puebla de Soto (Murcia). Es Licenciado en Teología y Doctor en Historia. Ha colaborado como articulista en diversos medios de comunicación, es, además, presidente de la Asociación de Divulgación e Investigaciones Históricas (ADIH), y fundador de MEDIEVO. Revista de Historia.Es autor de varias obras, como novelas históricas y ensayos. Y es coautor de varias enciclopedias.A pesar de su extensa obra y de su larga trayectoria literaria, el autor declara y ha declarado siempre en cuantas entrevistas le han sido hechas, que el privilegio más importante y del que se siente más orgulloso es el de ser miembro de la magnífica y muy difíciles academia de la vida.