Desde que George Orwell escribiera aquel 1984 el Mundo ha evolucionado y el ojo que todo lo ve se ha transformado en una realidad que supera cualquier pesadilla imaginable. Los sistemas ECHELON, ENFEPOL, SITEL, CARNIVORE y otros, han hecho que la sociedad actual haya perdido cualquier opción de considerarse libre Más de cuatrocientas mil personas dedican su vida a lo largo y ancho del planeta a un único objetivo, inmiscuirse en la vida y las comunicaciones de los demás y determinar cuál de ellas es potencialmente delictiva Los Gobiernos, lejos de controlar este asalto a los Derechos Fundamentales alientan y protegen estos sistemas dotándolos de presupuestos cada vez más altos y haciendo un uso totalmente indiscriminado de ellos. No se trata tan sólo de buscar el posible delito, se trata de controlar armas tan poderosas como para poder escuchar cualquier comunicación, por secreta o privada que sea. Todo es susceptible de ser escuchado y observado; secretos industriales, conversaciones personales, decisiones judiciales y acuerdos políticos están al alcance de estos macroentes y, por desgracia, se están utilizando de manera discrecional por parte de los gobiernos que los manejan y sin ningún control legal Pactos secretos entre Estados, interpretaciones erróneas de las interceptaciones y acusaciones a personas inocentes han hecho que esta Gran Tela de Araña haya extendido sus redes más allá de límites que jamás hubiéramos querido imaginar. ¿Hasta que punto podemos realizar acción alguna sin que el monstruo burocrático, que se alimenta de poder y aplaca su ansia a base de la obtención de objetivos que raramente se dirigen al bien común sino al bien de unos pocos, se anticipe y destruya, utilizando cualquier arma a su alcance, a cualquier individuo que pretenda contradecirlo?