Al margen de la actividad que desarrolla como naturalista y zoólogo y que da cuerpo a buena parte de sus libros -«El arca inmóvil» (LB 1021), «Tres billetes hacia la aventura» (LB 1115), «La selva borracha» (LB 1657), «Rescate en Madagascar» (AT 272), sólo por citar algunos-, Gerald Durrell es también un cultivador asiduo del relato corto, género donde los episodios y experiencias de su animada vida suelen servir de base a aquellas historias en que campa más a sus anchas su inconfundible sentido del humor. Buena muestra de ello la constituyen las seis piezas reunidas en Filetes de lenguado, donde, además de la breve anécdota introductoria que nos da ya el tono distendido del volumen -«El nacimiento de un título»-, hallamos un nuevo y regocijante episodio de la familia Durrell y sus «otros animales» en Corfú -«La fiesta de cumpleaños»-, una preciosa historia situada en la adolescencia del autor en Londres -«Un traslado de tortugas de agua dulce»-, la accidentada secuencia de nervios y peripecias que desencadena en la exigua colonia blanca de una ciudad del antiguo Camerún bajo tutela británica la inesperada visita de un alto funcionario -«Una cuestión de ascenso»-, un incidente médico que desata esa carcajada incontenible que suele provocar el descalabro ajeno -«Una cuestión de títulos»-, y finalmente el relato que narra la entrada en la vida del autor de un personaje -«Ursula»- que el lector de «Un novio para mamá y otros relatos (AT 269) recordará, sin duda, de forma inmediata.