El periodo comprendido entre la Primera y la Segunda Revolución Industrial (finales del siglo XVIII-finales del siglo XIX) se caracterizó en el mundo occidental por un proceso acelerado de transformaciones, y por una acumulación de conocimiento, que posibilitaron el despegue económico de los principales Estados de dicha área geográfica. Si hubo un sector profesional que pilotó tales cambios, colocándose a la cabeza del proceso de industrialización, fue el de los ingenieros. Protagonistas de los avances tecnológicos, se convirtieron ellos mismos en vectores de la innovación, puesto que la experimentación de nuevas técnicas y la exportación de saberes más allá de sus fronteras configuraron una red internacional de intercambio de conocimientos sin precedentes. El interés de este libro radica precisamente en su atención a los ingenieros, tanto en el plano individual como en su vertiente colectiva. Las diferentes investigaciones que lo integran se centran en el ámbito de la Europa latina (España, Italia, Francia y Portugal), en el cual su intensa actividad económica y divulgadora permitió sentar las bases del régimen liberal y, por ende, del Estado moderno, cuyas derivaciones llegan hasta la actualidad.