¡No eran caballeros de espada, sino Caballeros del Templo del AmorCelestial! ¡Caballeros de Cristo, caballeros de la Madre Divina! ?Nola paz, sino la espada? trajo el Hijo de Dios, destruyendo con esta armaespiritual los fundamentos malignos de la sociedad humana, construidapor jehovistas sobre la pedagogía oscurantista del odio (?ojopor ojo, diente por diente...?), profesando al mismo tiempo la pedagogíadel amor: ?Un mandamiento nuevo os doy: ¡amaos los unos a losotros!?. ¡La Santísima Teoengendradora, el verdadero Grial Vivificador,se convirtió en Su primera discípula y predicadora de la buena nueva!