En la línea de las novelas de Herbert George Wells La guerra de los mundo y El manjar de los dioses, Los huevos fatales (1925) ofrece un cuadro fantastico de la Moscu de los años veinte, cuando el pais apenas salia de la vorágine de la Revolución y de la Guerra Civil. Anclada en el futuro inmediato (1928), constituye una despiadada parodia del flamante poder soviético, de la democracia, de la prensa, del caos y de la confusión reinantes. El argumento es sencillo: el profesor Vladímir Ipátievich Pérsikov hace un descubrimiento sensacional en el campo de la zoología, un rayo rojo que acelera el crecimiento y la reproducción de los reptiles y batracios. Paralelamente, una peste avícola se extiende por el país y aniquila todas las gallinas. Un funcionario concibe la idea de valerse de aquel descubrimiento aún no del todo investigado a fin de restablecer lo antes posible la avicultura nacional. Con la avenencia del Kremlin, el funcionario crea una granja en la provincia de Smolensk y recibe del extranjero una partida de huevos_ de reptiles, no de gallinas, la catástrofe es inevitable: de los huevos salen feroces serpientes y avestruces que se propagan pro toda la republica, causando pánico, destrucción y muerte. Mijaíl Afanásievich Bulgákov nació en 1891 en Kiev y falleció en Moscú en 1940. Su penetrante obra narrativa y teatral lo puso en dificultades con el régimen soviético.