Clásicamente se ha distinguido entre monstruos (monstrum, producción contra el orden regular de la naturaleza), como alteraciones de la morfología que se alejaban del aspecto usual de la especia, y ostentos (ostentus, apariencia que se sale del orden habitual), como las simples anomalías que no dificultaban la adscripción del individuo a su especia, a las que ore Geoffroy denominana hemiterias (semi-monstruosidades). Los hermafrofitas, por su parte, han constituido siempre una categoría bien diferenciada, y sus cuerpos un desafío científico acerca de la diferenciación natural e inviolable entre sexos. Las malformaciones congénitas, los monstruos, no son sólo una patología médica, sino que comprenden otros debates. Representan un rico objeto de estudio tanto en la historia de la ciencia natural y la medicina, como también en la historia de la literatura, derecho, religión, mitología, filosofía, antropología historia del arte y culturas populares, porque promueven conflictos simultáneos en todos esos niveles.