Desde España no existe país tan distante como Nueva Zelanda. Hay que pensar que son nuestras antípodas, es decir, se hallan en la otra punta del globo terrestre. Nueva Zelanda es uno de los países más puros que se conservan en la Tierra; el 30% de su superficie es área protegida. Todavía mantiene el índice de contaminación más bajo del mundo y es que todo parece que sigue como el primer día en que llegaron sus conquistadores, los maoríes, uno de esos pueblos que emigraron de no se sabe qué isla del inmenso Pacífico. Estos la llamaron Aotearoa, La Tierra de la Larga Nube Blanca. Como dijo el antiguo explorador Rudyard Kipling, esta es la octava maravilla del mundo: calidad de vida, infinidad de parques nacionales, pueblos muy tranquilos, fiordos impresionantes, glaciares, el rugby; la capital, Auckland, tan agradable y moderna, las playas, la costa que es un paraíso náutico.