Si la innovación es transformar ideas y conocimientos en productos, procesos o servicios mejorados para el mercado, satisfaciendo de esta forma las necesidades y expectativas de personas, empresas y sociedad en general, resulta evidente que son precisamente las personas el centro de todo el proceso. Esto es así tanto desde el punto de vista de la salida del proceso como en el de entrada, ya que implica al conocimiento que desarrollan las personas. Personas y conocimiento son el tándem que hace posible la innovación. Con esta premisa y con la persona en el centro, podemos analizar cómo influye en el proceso de innovación y cómo es influida por el mismo. Se hace un repaso a las características de las personas innovadoras, las competencias básicas que conviene reunir, así como la forma de desarrollar dichas competencias. Dado que el proceso de innovación es básicamente en equipo, también habrá que definirlas características de dichos equipos y el tipo de liderazgo más adecuado para los equipos de innovación. Todo ello desde una premisa inicial, cual es la propia cultura innovadora de la organización, y que servirá de base para todo lo anterior .Un tema que suele pasar desapercibido es el referente a la recompensa de las personas y equipos de innovación. También este apartado hay que incluirlo, ya que nos referimos a la innovación enfocada a las personas.