Los nombres de Europa desvela, a través de numerosos ejemplos cartográficos, como al establecer comparaciones entre dos áreas geográficas distantes comienzan a aparecer extrañas coincidencias, coincidencias que se vuelven inquietantes cuando vuelven a presentarse de la misma manera en una tercera, cuarta o quinta área; algo que viene a demostrar que nos encontramos ante los vestigios de un sistema primigenio de ordenación, tesis revolucionaria del autor.