Siempre en la cornisa de la herejía, Campanella (1568-1639) sufrió a lo largo de su vida múltiples procesos inquisitoriales -el primero de los cuáles por sospecha de relaciones con el demonio, debido a que resultaba inconcebible la cantidad de conocimientos que tenía siendo casi un niño. Finalmente fue condenado a prisión perpetua por rebelión y herejía en 1599; veintisiete años más tarde, en 1626, se hizo pasar por loco y mediante este ardid logró ser liberado de las mazmorras napolitanas. Allí escribió muchas de sus obras, entre ellas esta Apología de Galileo (1622), que es de extraordinario interés histórico y filosófico, por cuanto se trata de un escrito de batalla inscripto en una de las polémicas que más conmovió la conciencia europea. Con independencia del juicio general que puedan suscitar sus ideas políticas, filosóficas, religiosas, y de los grandes cambios acontecidos en la relación entre filosofía y poder, la Apología de Galileo se revela como una pieza central en la historia del combate por la libertad de pensamiento, cuyos "furores heroicos", desde entonces, no han dejado de inspirar a los hombres de todos los tiempos.