Ars naturae parte del lugar del hombre en la Naturaleza y es un diálogo, un canto a la armonía en ella latente y con ella la plenitud del ser humano. Es el deleite de la belleza a través de los sentidos, partiendo de lo pequeño como expresión de la intimidad, de la delicadeza y, por supuesto, de la fragilidad y de la herida del tiempo. La hoja del árbol, el racimo, el copo de nieve y la gota de lluvia, la mariquita y la lagartija, el gorrión, el junco o la luz de la mañana son en este libro refugio, testimonio de resistencia, expresión de plenitud y un himno de admiración y reconocimiento.La naturaleza está presente en Ars naturae con una intensidad como nunca lo ha había estado en la obra de Luciano García Lorenzo, pero nunca olvidando, como hemos indicado, el centro del universo que hasta ahora conocemos, el ser humano, y especialmente la mujer a través de la belleza y el amor.