Este libro podría llevar por título El monje y el niño. El P. María Eugenio preguntaba a unos niños: ¿Rezan? Y una alumna responde que su tiempo de oración transcurre normalmente en silencio, sin intercambio de palabras. Y sin embargo, algo le atrae irresistiblemente. El religioso pone cara de asombro. ¿Por qué, cómo permanecer cinco, diez minutos con alguien a quien no ves, que no nos dice nada y no decimos palabra? La niña le mira con unos ojos grandes y le responde: «Ay, Padre, usted sabe que somos dos», la niña había entendido. Había tomado contacto con Dios. Estas páginas están destinadas para ese hijo de Dios que somos nosotros, y el hijo de Dios que queremos llegar a ser. Es propuesta para un camino de crecimiento y de fecundidad, abierto a todos los bautizados.