En este libro la figura del cuervo aparece como hilo narrativo y nexo de unión a través de diez relatos que a priori poco tienen que ver entre sí, pero que en el fondo no son más que caras de un mismo poliedro que define la realidad y su vertiente más sombría. Definitivamente, no se trata de un libro sobre mundos felices y finales típicos de cuento de hadas, sino que conviven la miseria humana, el sentimiento de culpa, la negación, el asesinato, la inmortalidad y la agonía de personas normales en circunstancias también muy comunes en la vida que nos ha tocado vivir. En la canción que me inspiró el cuervo se negó a cantar, pero en las páginas de este libro espero que por una vez se atreva a hacerlo para de este modo despertar nuestras conciencias. Toda obra literaria tiene dos vertientes o dos objetivos distintos, uno es hacer sentir y el otro hacer pensar al lector. Lo que he intentado es decantarme por la segunda sin dejar de lado la primera por completo.