El Demonio existe, sin ningún género de dudas. La Serpiente Antigua, El Príncipe de las Tinieblas, El Maligno, El Ángel Caído. Satanás, Lucifer, Belcebú, Pazuzu... No obstante, esta obra no se ocupa de la existencia del ser sobrenatural al cual va ligado, indisolublemente, el problema del Mal en las grandes religiones monoteístas de la humanidad, sino de su rica y fascinante representación en el ámbito artístico. Por eso,
El demonio en el cine. Máscara y espectáculo, no es un libro sobre teología, esoterismo, antropología, satanismo o psicología, aunque tales materias estén presentes, de manera intermitente, a lo largo de sus páginas.
El demonio en el cine. Máscara y espectáculo es, básicamente, un tratado sobre cultura cinematográfica, centrado en un aspecto muy concreto de dicha cultura: la representación del demonio en la gran pantalla y sus múltiples significados. Este ensayo colectivo, el primero publicado sobre este tema en castellano, se adentra en espacios mitológicos y artísticos inexplorados, a través de películas como Las tristezas de Satán (David. W. Griffith), La noche del demonio (Jacques Tourneur), La semilla del diablo (Roman Polanski), El exorcista (William Friedkin), Carrera con el diablo (Jack Starret), Satan's Slave (Norman J. Warren), Lucifer Rising (Kenneth Anger), El día de la bestia (Álex de la Iglesia) o El exorcismo de Emily Rose (Scott Derrickson).
El demonio en el cine. Máscara y espectáculo, recopilación de escritos críticos de diversos especialistas en la materia, se ciñe a la esfera cultural euronorteamericana, sin olvidar los antecedentes artísticos de tan controvertido personaje a lo largo de la Historia: las artes plásticas, al igual que la literatura, son parte importante del discurso de este libro. Las pinturas, dibujos, grabados y carteles que acompañan el texto constituyen, sin duda, un texto paralalelo.
Dependiendo de cada época, guerreros, reyes y dictadores como Atila (406-453), Saladino (1138-1193), Gilles de Rais (1404-1440), Mehmed II «El conquistador» (1432-1481), Adolf Hitler (1889-1945) o Yósif Stalin (1878-1953), fueron contemplados y temidos como los rostros más cotidianos y estremecedores del Demonio. Junto a ellos, el siglo xx ha incorporado al imaginario diabólico a psicópatas como Charles Manson o Jeffrey Dahmer «El carnicero de Milwaukee», o magos como Aleister Crowley «El hombre más perverso de Inglaterra» (1875-1947), sin olvidar a estrellas del rock como Marilyn Manson, reverendo de la iglesia de Satán, fundada por Anton Szandor LaVey en la California de los años sesenta.
(Antonio José Navarro)
El cine, ese invento del demonio...