Novela inteligente y admirablemente construida, con un desenlace inolvidable, esta primera obra de Rachel Joyce —actriz de teatro y guionista de la BBC— ya está entre los libros más vendidos de Reino Unido y Alemania. De próxima publicación en más de treinta idiomas, ha despertado una enorme expectación por la sobria autenticidad de su prosa, que con una historia tan original como algo disparatada logra calar hondo en el ánimo de quienes la leen.
Una mañana cualquiera, mientras su mujer pasa el aspirador en el piso de arriba, Harold Fry sale de casa para echar una carta al buzón. Recién jubilado, Harold está lejos de imaginar que acaba de iniciar un viaje a pie de un extremo a otro del país. No lleva calzado ni ropa adecuada, ni siquiera un teléfono móvil, y mucho menos un mapa o una brújula. ¿Para qué iba a llevarlos? Tan sólo va al buzón de la esquina para responder a la misiva de Queenie Hennessy, una vieja amiga y compañera de trabajo quien, tras un silencio de casi veinte años, acaba de comunicarle que está ingresada en un hospital del norte a punto de morir de cáncer. Sin embargo, cuando Harold se dispone a enviar la carta, un impulso repentino lo conmina a llevar él mismo el mensaje a su destinataria. Por una vez en su vida, Harold toma una decisión sin pensar, pero su intuición le dice que su amiga Queenie hará algo igualmente impensable y se curará.Así comienza un largo peregrinaje que dará un vuelco total a su existencia. Mediante el sencillo acto de caminar, Harold emprende un viaje al encuentro de sí mismo, un largo recorrido, duro y placentero a la vez, que lo conducirá a descubrir sus verdaderos sentimientos y deseos que yacían adormecidos en su interior y, por encima de todo, a exorcizar el terrible recuerdo que marcó su vida.
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